APORTE DE LOS LÁCTEOS EN ESCOLARES CON INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Resumen
La alimentación de los niños ha de ser variada y equilibrada, es decir, debe contener todos los grupos de alimentos en las raciones recomendadas para conseguir la energía y nutrientes necesarios. En niños con intolerancia a la lactosa cobra especial protagonismo asegurar el aporte de calcio.
Una correcta alimentación en la etapa infantil resulta de vital
importancia para favorecer el correcto crecimiento y desarrollo de los
niños. Además, los hábitos alimentarios que adquieran desde pequeños
son los que marcarán sus costumbres en el futuro6.
En este aspecto, el comedor escolar cobra especial importancia para
contribuir al equilibrio nutricional de los niños ya que forma parte
de su alimentación diaria. Por ello, debe constituir un medio para
ayudar a cubrir los requerimientos nutricionales de los escolares,
promoviendo su correcto crecimiento y desarrollo físico y psicológico
y ayudando a la prevención de patologías como la obesidad. Sobre todo,
debe contribuir a que se cubran las necesidades aumentadas de aquellos
nutrientes especialmente necesarios en esta etapa.
En este
sentido, los escolares necesitan consumir una mayor cantidad de
energía y proteínas que la población adulta. Asimismo, deben cubrir
sus necesidades específicas de ácido fólico y hierro, además de calcio
y vitamina D, micronutrientes relacionados con un adecuado desarrollo
óseo.
En concreto, las necesidades de calcio van desde los
700 mg de 3 a 6 años hasta los 1.300 mg diarios de 11 a 14 años7.
Por ello, las recomendaciones de lácteos en esta etapa son de 3 a 4
raciones diarias, ya que satisfacen hasta un 80 % las necesidades de
calcio diarias de los escolares8.
Por ejemplo,
una ración de lácteos equivale a:
Además, el comedor escolar ha de adaptarse a las posibles alergias o
intolerancias alimentarias de los niños y es necesario llevar a cabo
un control minucioso de los ingredientes, incluso los minoritarios, y
los métodos culinarios, con el objetivo de prevenir brotes y dar
cabida a dietas para las diferentes patologías10. Entre
ellas, se encuentra la intolerancia a la lactosa.
En este
sentido, los derivados lácteos como los quesos, los yogures y las
leches fermentadas, tienen una cantidad de lactosa mucho más reducida
debido al proceso de fermentación al que se someten para su
elaboración, por lo que facilitan su digestión y son una buena
alternativa para aportar las cantidades de calcio necesarias a los
niños.
Por ejemplo, una ración de queso en porciones (35 g)
tiene aproximadamente de 2 a 5 g de lactosa11, cantidad
tolerada por la mayoría de las personas sensibles a este componente de
la leche. Además, esta misma ración de queso en porciones (35 g) cubre
del hasta el 39 % de los requerimientos diarios de calcio de los niños
entre 6 y 10 años de edad12.
Por todo ello, la
gama de productos de Grupo Bel, contribuye al aporte de las raciones
de lácteos recomendados, ya que el consumo 2 quesitos cuadrados
natural de La Vaca que Ríe©, 2 quesitos La Vaca que Ríe© triangulares
natural o light, una porción de La Vaca que Ríe© Palitos, 2 unidades
de queso Mini Babybel© o 2 porciones Kiri© aseguran, de forma cómoda y
segura, la ingesta de una ración de lácteos.
Además, son
productos con una gran versatilidad dentro del menú escolar. Se pueden
utilizar para preparar purés y cremas de verduras en las comidas, como
acompañamiento de ensaladas y carnes, como postre, de relleno para los
bocadillos del almuerzo y merienda, o también en otros formatos, como
los palitos con queso fundido o los Mini Babybel©, para el almuerzo y
la merienda, como una idea original y atractiva de aumentar el consumo
de lácteos entre los más pequeños.
6. Martínez Álvares JR, Polanco Allué I. El libro
blanco de la alimentación escolar. 1º ed. Madrid: Mc Graw Hill; 2008.
7. Moreiras O, Carbajal A, Cabrera L, Cuadrado C.
Tablas de composición de alimentos. Guía de Prácticas.17ª Edición.
Madrid: Pirámide; 2015.
8. Nicklas TA, O’Neil CE,
Fulgoni VL. The role of dairy in meeting the recommendations for
shortfall nutrients in the American diet. J Am Coll Nutr 2009; 28:
73S-81S.
9. Moreiras O, Carbajal A, Cabrera L,
Cuadrado C. Tablas de composición de alimentos. Guía de Prácticas.17ª
Edición. Madrid: Pirámide; 2015.
10. Martínez Álvarez
JR, Polanco Allué I. El libro blanco de la alimentación escolar.
Madrid: McGRAW-HILL; 2008.
11. Grupo de
Gastroenterología Pediátrica. Recomendaciones para pacientes con
intolerancia a la lactosa. Alimentación y actividad física en el niño
mayor y el adolescente. Guías de actuación conjunta Pediatría
Primaria-Especializada. Madrid: Grupo de Gastroenterología Pediátrica;
2014.
12. Calculado a partir de Moreiras O, Carbajal
A, Cabrera L, Cuadrado C. Tablas de composición de alimentos. Guía de
prácticas. 17ª ed. Madrid: Ediciones Pirámide; 2015.